miércoles, 18 de enero de 2017

Lluvia de verano en Buenos Aires

Buenos Aires tiene la particularidad de ser una ciudad húmeda. En verano, con las altas temperaturas y el asfalto que parece una losa radiante, nos sentimos pollos en un grill que nos va cociendo a fuego lento por todos los costados. El aire se vuelve denso y nos cuesta respirar. Las actividades diarias son una tortura, el cerebro deja de funcionar correctamente y, cuando ya parece que no nos van a dar las fuerzas para soportarlo, cuando la vida nos resulta insoportable, entonces llueve.

Con el amor pasa lo mismo. El fin de una relación se vive como un fracaso, y parece que nunca más tendremos momentos de intimidad, de esos en los que se comparte la rutina de una cena entre risas o una caminata por la ciudad en la noche. Pero sucede. En apenas unos minutos el cielo se pone negro y una lluvia de verano arrasa con el calor y nos trae aire fresco y una noche de buen descanso. Imposible saber si al día siguiente estaremos, otra vez, quejándonos del calor. Pero mientras tanto, sabemos que la vida aprieta pero no ahoga.


Un vídeo publicado por Sole Castro Virasoro (@mujeresalfaok) el

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