miércoles, 18 de enero de 2017

¡Devuelvan los juguetes!

En la esquina de Avenida Santa Fe y Talcahuano había una juguetería llamada "Colón". Yo tenía 4 años y para mí era el cielo mismo en la tierra. Los juguetes estaban al alcance de la mano y las cajas formaban pasillos laberínticos repletos de sorpresas. La economía de mis padres hacía imposible que me compraran nada allí, pero siempre rogaba que me dejaran entrar. Sólo saber que existían muñecas gigantes con vestidos brillantes, era suficiente para hacer del mundo un lugar mejor, porque la juguetería Colón era la prueba viviente de que la magia existía.

Pasaron los años y un día, ya adulta, pasé por la puerta para descubrir que no sólo ya no existía el lugar más maravilloso del mundo, sino que encima había sido reemplazado por un banco.

Imposible no ponerme triste, no sentir que ese pedazo de infancia había desaparecido y que en su lugar había por cuentas que pagar, deudas y responsabilidades que a veces parecen tan lejanas a los sueños que todavía viven en mí. Pasó un mes antes de que me animara a volver a pasar por esa esquina y, cuando pensé que sólo me encontraría con el mismo desencanto, alguien había escrito con aerosol la frase: "gallegos putos, devuelvan los juguetes" y en mí todo cambió, porque se había hecho justicia. Nunca nos conocimos el/la graffitero/a y yo, pero esa línea unió nuestras vidas para siempre.

Pasaron muchos años y, aunque la leyenda ya no está, sigo leyéndola en el mármol, como si estuviera escrita en tinta invisible y todas las veces pienso que alguien, en algún lugar, hace lo mismo y eso mantiene encendida una llama que me empuja a seguir creyendo en todas las cosas que no abultan la cuenta del banco, como amar tu trabajo o pensar que el amor todavía existe.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola! Al fin alguien se acuerda! Mi papá me compraba los juguetes ahí, era re linda la juguetería, se me paralizaba el corazón al ver la bolsa en navidad o reyes.Y un día pasé y había cerrado, y también me entristeció, al igual que la juguetería Duende Azul de la calle Florida y Corrientes,el piso entero de juguetes de la tienda Harrods ,asi tambien la veterinaria La Cucha que siempre nos llevaban a mi hermano y a mi a ver los cachorritos, habia mucho niños,ya que no había internet ni nada de lo de ahora,pero éramos tan felices, solo ver las vidrieras aunque cerrado el local éramos felices. Te acompaño en el recuerdo,ya somos el grafitero vos y yo,y pueden seguir apareciendo personas que también quieran que devuelvan los juguetes.Besos!