viernes, 25 de marzo de 2016

La tolerancia es sólo brasilera.

Tardé bastante en escribir sobre mis vacaciones, y es porque almacené recuerdos que me está costando bastante digerir (sigan leyendo y descubrirán un chiste) como algo del pasado.

Viajé a las paradisíacas praias do sul do Brasil y fui feliz haciendo cosas que nunca había hecho en las playas argentas: rompí olas, falé en portugués, comí frutas raras, me entangué y lucí desprejuiciada y orgullosamente mi cuerpo. Una gran aventura para una joven acostumbrada a la ciudad, sin embargo el momento más memorable lo viví adentro de un supermercado.

De chica me diagnosticaron intolerancia a la lactosa. Les aseguro que lo peor no fueron las veces que mi abuela y mi mamá tenían que ir a buscarme descompuesta al colegio, o  las chocolatadas censuradas en las meriendas con amigos.  Lo que más me retuerce los intestinos es el ¿chiste? que me persigue desde la preadolescencia cada vez que alguna mente subnormal se entera de mi padecer y me pregunta: "¿O sea que no podés tragar lechita?" Por educación a los lectores elijo omitir lo que suelo responder.

BONUS TRACK: hacé click  y miráel video.
Volviendo a Brasil (¡quién pudiera!), mientras buscaba un queso para la picada argenta que había zero lactose". Debido a mi estado de shock, una empleada del sector me explicó reiteradas veces que efectivamente y como decían TODOS los carteles, los productos contenían 0% lactosa. A medida que la iba entendiendo ya no pude contener la emoción y rompí en llanto. Sí, sin nada de vergüenza y con el mismo orgullo que lucí mi celulitis en la playa les cuento que lloré frente a una góndola de supermercado (¡superáme ese título, Revista Paparazzi!). La chica del sector no entendía mucho qué pasaba, pero también se emocionó y cuando mi amiga -con ella éramos 3 las emocionadas- le explicó en portugués que en Argentina los intolerantes a la lactosa sólo tenemos 1 (UNA) leche reducida en lactosa que es muy cara y también hace mal, la chica corrió a buscarme más productos de otras góndolas. Para el que no lo vio y no llega a imaginar lo emotivo de la situación, fue algo así como un "Gente que busca lácteos" pero sin Franco Bagnato.
prometido a mis entonces flamantes amigos brasileros me topé con una góndola LLENA de productos que contenían la leyenda "

Durante 10 días desayuné chocolatada y queso untable, preparé licuados con leche, probé yogures y comí helado de crema. Imaginé lo que deben sentir las personas frígidas cuando experimentan un orgasmo por primera vez. Durante esos 10 días no fui "la rara" y entendí que cada uno encuentra su paraíso donde puede, en mi caso, donde dejé de ser yo "la intolerante" y la comida también me toleró a mí.


Yaye Amorin es productora y directora de Radio y TV, y forma parte de Mujeres Alfa. Si quieren que deje de escribir sobre sus traumas, ayúdenla trayéndole leche deslactosada en polvo cuando viajen a Brasil porque la que se trajo ella ya se terminó.

No hay comentarios: