lunes, 30 de mayo de 2016

El que sabe comer, sabe coger

Tengo muchas teorías, pero una en particular que cada vez me parece más precisa: el que sabe comer, sabe coger. Es una teoría muy útil para poner en práctica en una cita a la cual vas a cenar, por ejemplo. Mi teoría (patentada, obviamente) implica que uno se comporta con la comida de la misma forma en la que lo hará con otro tipo de placeres del cuerpo, como por ejemplo en el sexo. A raíz de una extensa investigación empírica, he llegado a las siguientes conclusiones que comparto con ustedes:


1) Los que dan muchas vueltas con el menú y no se deciden nunca, son esos que te cambian 10 veces de posición en la cama pero no hacen ninguna a fondo.
2) Los que ya saben lo que quieren y ni miran el menú, especialmente si piden algo muy clásico como: "milanesa con papas fritas", prometen tenerte en el misionero de acá hasta que alguno de los dos se muera.
3) Los que leen el menú y pareciera que saborean cada plato imaginándose en la situación, nos caen muy bien.
4) Las personas que se restringen constantemente las calorías y se sienten culpables cuando comen algo engordante serán un aburrimiento entre las sábanas.
5) Los que piensan que la comida sólo tiene una utilidad práctica como recibir x cantidad de vitaminas y que no consumen grasas porque constantemente se están matando en el gimnasio, piensan que el sexo tiene un fin que puede ser desde la procreación hasta algo así como un servicio necesario para mantener la pareja. O peor aún, el fin del sexo es que puedan admirar sus músculos.
6) Si tu compañero/a de mesa empieza a diseccionar la comida separando cada cosita que no resulte totalmente pulcra o digna de ser llevaba a su boca, olvidate del sexo oral.
7) Los que comen compulsivamente y nunca se sienten llenos, no son dioses del sexo, son precoces y/o frígidos/as.
8) Nos gusta la actitud de aquellos que disfrutan de la comida sin culpas, en porciones moderadas, a quienes se les iluminan los ojos recordando algún plato de la infancia y especialmente los que llevan con orgullo una pancita de buen vivir.

No sé si van a estar de acuerdo con mi teoría, pero si me cruzan en un restaurante, ya van a saber lo que estoy pensando mientras observo a los comensales de las otras mesas.

¡También podés escucharla!

2 comentarios:

Lia dijo...

Totalmente de acuerdo, querida Sol! De diez!

Mujeres Alfa dijo...

Muchas gracias Lia!!!!